"TAWANTINSUYO", que significa "Cuatro Estados" en español, es el nombre que se daba el pueblo inca en su lengua principal, el quechua. Este nombre refleja la expansión y conquista de diferentes pueblos.
No existía propiedad privada en la sociedad incaica; todo pertenecía al Estado, y cada habitante tenía asignada una parcela. Cusco era el centro de todos los caminos, y los incas extendieron su dominio hasta lugares como la Isla de Pascua y la Polinesia Francesa. Su arquitectura reflejaba su poder, y el imperio abarcó territorios en Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, Chile, y Argentina.
Los nobles incas practicaban la deformación craneal como símbolo de estatus. Los varones se dedicaban al cultivo y a la ganadería mediante trabajo forzoso, mientras que las mujeres actuaban como amas de casa.
Los tejidos básicos incluían algodón y lana de alpaca y vicuña. El algodón era común, mientras que la lana fina estaba reservada para las clases altas. Los tejidos fueron preservados gracias al clima desértico, y las mujeres incas eran responsables de hilar y tejer tanto para sus familias como para los gobernantes.
La vestimenta, adaptada para climas fríos, incluía adornos que reflejaban el estatus social del portador. Cada persona tenía dos mudas de ropa formal e informal, controladas estrictamente por el gobierno.
El cabello de las momias halladas en Llullaillaco y de "La Doncella Roja" revela su dieta y consumo de coca y chicha. Esta última fue una de las "acllas" o elegidas, destinada al sacrificio y aislada un año antes de su muerte para ser educada por sacerdotisas. Durante este tiempo, su consumo de coca aumentó notablemente, y su dieta mejoró significativamente, recibiendo alimentos de la élite.
Según el arqueólogo Andrew Wilson, la Doncella Roja fue consumidora de grandes cantidades de coca, posiblemente para mantenerla dócil en el ritual de "capac cocha". Su cuerpo se halló en una posición relajada con hojas de coca en la boca, rodeado de estatuas y adornos de alta calidad.
La cosmovisión inca incluía la reencarnación y la continuidad de la vida tras la muerte. Los cuerpos se momificaban en posición fetal y eran enterrados en vasijas, replicando el vientre materno para un renacimiento. Los difuntos recibían una despedida ceremonial con danzas, cánticos, y ofrendas.
Dentro de las tumbas se hallaban objetos de oro y plata, símbolos de reverencia al sol y la luna. El oro representaba al Sol, mientras que la plata simbolizaba a la Luna.
La religión inca era politeísta, con Viracocha como creador del universo. Inti, el dios del sol, tenía un papel fundamental debido a su relación con la agricultura. La realeza se consideraba descendiente del Sol, construyendo santuarios en su honor.
Pachamama, la Madre Tierra, y Mamaquilla, la Luna, eran deidades centrales. Los incas realizaban matrimonios entre hermanos, imitando la unión divina entre Inti y Mamaquilla.
En el ámbito local, se rendía culto a las huacas, objetos y lugares sagrados como montañas, rocas, y ríos, y personas con características especiales. Las ofrendas, llamadas apachitas, eran colocadas en los caminos, templos, o entornos naturales.